lunes, 17 de octubre de 2011

L'Autre...



Te veo, y te vuelvo a ver. Te observo, cuidadosamente te analizo, intento descifrarte y partirte en pedazos para asirte mejor.

Tu sonrisa me engaña y juega con mi mente, con mi corazón. Tan pronto atraviesa la flecha mi corazón sangra, sangre del color de mis sueños, de la materia gris que hay en mi cerebro, de neuronas extirpadas.

Tú eres sólo una imagen, eres una representación intangible, ubicada lejos de mí, donde lo real y lo simbólico no se llevan. Te veo en el espejo, y eres L'Autre.

Tus caminos errados se cruzan con los míos. Desconoces mi nombre y yo el tuyo, me simpatizas y me desilusionas al mismo tiempo. Cruzas el umbral del amor y lo divides en dos: el celestial y el vulgar.

Tú, L'Autre.

lunes, 10 de octubre de 2011

El Monstruo



Estos días, han sido días particularmente especiales. He iniciado una nueva etapa de mi vida que en verdad no creía que fuese a suceder.
Durante estos días también he pensado ne el tema de este post. No fue cosa fácil, ya que quiero decir mucho diciendo poco. No estoy muy seguro del resultado final, más bien me estoy quedando conforme del proceso en sí.

Estos días de horarios escolares imposibles y locos, han estado llenos también de pensamientos unidireccionales, flash-backs y pensamientos cursis. Todo esto mezclado con un fuerte sentimiento de soledad, que de vez en cuando se va y otras veces, como hoy por la mañana llega.

Y una vez más, en ese estado melancólico que ya no sé si me gusta, mi ángel suicida y surrealista se sentó en frente de mí en la cocina oscura de mi casa. Mi hermosa Virginia, con su extraña belleza.

Y recordé.

Recordé en cierta manera al Monstruo.

Recordé sus terribles garras y todo la destrucción que dejó. Y mi Virginia, tan chulis como siempre, me recordó lo que era un Monstruo, porque un Monstruo es un Monstruo. Como, los resultados de las acciones, dan una fácil lectura y un juicio implacablemente certero. Mas ésta certeza es falsa si no se tiene en cuenta la historia. Y es la historia la que importa al fin y al cabo, no el resultado final.

Y ésta vez, gracias a mi Virginia y a sus voces, lo pude entender, pude entender al Monstruo y a sus terribles acciones, a su destrucción y su veneno, entendí el resultado final de un proceso desgarrador.

Y ese monstruo que hacía miedo, ahora sólo esta ahí, guardado, escondido, muerto de miedo, en dos dimensiones, acartonado y amarillento, sin saliva para escupir, con sus dientes rotos de tanto morder y morder.

Hoy sentí pena por él. Le dejé una nota en una nube. Le dije:

- Sabes? Te entiendo, te perdono y te devuelvo poco a poco lo que te quite, lo que me sobra y lo que ya no necesito.

Guardo de este monstruo un recuerdo. Porque este monstruo también vive en mí. Quizás no tan feroz, pero de vez en cuando con las garras listas para arañar.

Gracias mi Virginia por siempre estar allí en mis momentos de soledad. Que tus voces, y tus ideas surrealistas te acompañen, y a mí, no me dejes, no me dejes nunca... o quizás si, cuando yo esté fuera de mí, cuando no necesite más de ese rincón...


Mirar la vida a la cara, siempre, mirarla a la cara, y conocerla por lo que es. Conocerla por fin, amarla, por lo que es, y en ese momento, renunciar a ella. Querido Monstruo, siempre los años entre nosotros, los años, siempre el amor, siempre...las horas...