jueves, 29 de diciembre de 2011

Uno entre mil...




Son las tres de la mañana y aún no me duermo, aunque debería, mañana me debo levantar temprano para comer y después irme a la biblioteca para entregar unos libros que tengo desde hace mucho. Más tarde pasaré el día en casa de M, donde me cortaré el pelo y lavaré toda mi ropa sucia. En este caso la ropa sucia no se lava en casa.


Excepto por las varias ocasiones que tengo de hablar con mis amigos por Facebook, realmente no hablo español, ninguno de mis amigos lo habla, así que debo hablar siempre en francés. No me cansa, pero no termino de entrar en mí mismo con este idioma ajeno. Soy otro yo cuando hablo francés, incluso soy más directo y honesto y me confundo mucho con mis ideas.


Para distraerme, decidí ver una peli. Busqué varias pero no encontré ninguna en versión original y finalmente encontré una: Les femmes du 6eme étage. Una peli francesa sobre unas mujeres españolas que viven en el último piso de un edificio y que trabajan como Mucamas en los departamentos de este edificio para las familias burguesas que lo habitan.


Mientras lo veía pensaba en varias cosas: pensé en Franco y en como la historia de España cambió, en lo horrible que puede ser una guerra, pero sobre todo pensé en lo triste, según el caso, de dejar tu país para tener un mejor presente. Y mientras me comía mis deliciosos chocolates, que fueron un regalo de Navidad, pensé en mí.


¿Seré acaso como éstas mujeres españolas, olvidadas en un piso, inmersas en una cultura que no es la suya y tratando de entender las costumbres nuevas y las maneras de vivir de la gente de éste país?


Hablar francés no es suficiente, ni siquiera ser muy inteligente, ni tener más de 30 años. De vez en cuando extraño México, pero no México entero sino mi pedazo de tierra dónde nací. Y eso me pone un poco triste y desilusionado. No me gusta de donde soy, y no por la gente, ya que eso me encanta, sino por la falta de..., si, por eso mismo, hay siempre cosas que me faltan en Mexicali. No me siento conectado con nadie en México, sólo con mis papás y sólo por ellos regresaría y por unos buenos tacos de carne asada o unas flautas.


Y estando acá, viviendo en uno de los países más ricos del mundo, pienso. Pienso si éste es mi lugar, si podría pertenecer. Está claro que me podría acostumbrar a la comida francesa. Me encanta, sobre todo los postres. También me gusta el Metro y pasearme por el centro, sus casas viejas de la edad media. Su pan calientito y sus vinos baratos y sabrosos. La falta de Mexicanos me fascina, Bretaña está vacío de ellos y eso me hace feliz. Siempre tengo malas experiencias con mis compatriotas, a excepción de varios y entrañables buenos amigos que je conocido en el camino.


Cada vez me da más asco la política mexicana, me matan las estúpidas noticias de México, me molesta que nos traten como imbéciles, como si no tuviéramos educación. Bueno ahí ya me rayé un poco, pero es verdad.


Desde hace tiempo, y cada vez que hablo con mis papás ellos están contentos y felices. Eso me anima y me hace sentirme más responsable también. Me veo en el espejo y veo a un adolescente, ¡es la crisis total, quoi!


¿Algún día seré un buen mexicano afrancesado, con ojo crítico y tal?, ¿me quejaré de los rayos de luz que no tengo y me será indiferente la lluvia? ¿es este el inicio de un largo periodo de mi vida o por el contrario es mi última larga estancia en Europa? ¿alguna vez tendré lo suficiente de Francia, de Europa, de sus idiomas y su gente?


¿Regresaré a México, seré feliz allá?, ¿algún día trabajaré de verdad?


Me siento como un reloj de arena, a quien cada segundo se le escapa un grano y que no regresa atrás. Me pregunto si ese reloj seguirá dando vueltas para tener siempre una segunda oportunidad.





viernes, 16 de diciembre de 2011

Le Transfert...



Hace dos días, durante la noche, me encontraba redactando mi exposición de ésta mañana. No estaba muy contento con lo que hacía, me parecía y en cierta manera me sigue pareciendo bastante simple, mas, lo que pasó hoy hizo cambiar en cierto modo mi opinión previa.


La exposición, consistía en hablar sobre una lección de Lacan de su libro Le Transfert (La Transferencia). Es un libro, que a pesar de su difícil lectura, habla sobre algo tan antiguo como el ser humano: el amor.


El amor, como punto esencial para la comprensión humana, y desde el punto de vista psicoanalítico, el amor como herramienta imprescindible para el entendimiento y la Transferencia durante el proceso psicoanalítico.


Como comentaba, mientras preparaba mi parte de la exposición, me sentía decepcionado y enormemente molesto conmigo mismo, porque en mi opinión lo que hacía, no estaba bien hecho y mucho menos a  la altura para presentarlo a mis compañeros de clase y sobre todo de mi maestro a quien respeto y admiro.


Finalmente llegó el día de la exposición, y a pesar de mis pequeños momentos de lapsus por pronunciar ciertas palabras un poco a la mexicana (cabe mencionar que mi manera de pronunciar Désir, deseo, habla mucho de la sensualidad que encuentro en ésta palabra), el resultado final me sorprendió, fue como un pequeño regalo de Navidad.


Nuestro maestro nos felicitó, pero de una manera en la que realmente sentí una gran apreciación de su parte. Eso me tranquilizó y me quitó esa carga que traía desde hace algunos días.


Poniendo a un lado ésta buena experiencia, me gustaría decir, que quizás lo que me ponía un poco mal, es que al principio no sentía que era lo suficientemente bueno para hablar de algo que para mí es escencial: el amor.


Sólo una vez en la vida, creo, he conocido a alguien que categóricamente me ha dicho que es una tontería creer o vivir en el amor. Sinceramente, qué pena me da.


Porque el amor, aparte de ser un sentimiento enormemente humano, nos separa de la nada, del vacío existencial que pudiese existir.


Mientras redactaba este post, buscaba una imagen para encabezar lo que escribo. Sin más, puse en mi buscador de referencia Le Transfert y encontré la imagen que ven al principio de este post.


Pese a que creo que es evidente de que habla, me gustaría ser explicitarla y explicarla a mi manera. En la imagen podemos ver un ángel (Gabriel) y la Virgen María, en esta imagen, el ángel Transmite una noticia, la noticia de que Dios nacerá de ella, un ser lleno de gracia, una mujer bendita entre todas las mujeres, alguien muy especial para la humanidad.


Haciendo a un lado, o más bien, intentando hacer a un lado la fuerza mística que posee este pasaje, me parece totalmente importante señalar el anacronismo entre la Transferencia, el amor, y la Transferencia de esta noticia, que es el amor encarnado o que  se encarna.


Una noticia que llena de gozo y viene a llenar la Falta de María, en el sentido de María como Objeto o mejor dicho como Vaso de Gracia de Dios dónde él pone su amor, que es Dios y que es su hijo. Un amor descendiente mas también ascendente desde María a Dios Padre, y hacia su hijo. Amor que más tarde, posterior a la muerte y resurrección de Jesús llegará el Espíritu de consuelo, que no es otra cosa que el inmenso, infinito y constante amor del Padre al Hijo y Viceversa. Un gran y omnipresente fenómeno de Transfrencia.


Es así, que este es mi Post de navidad, justo en el medio de dos grandes eventos importantes para la iglesia moderna. 


Para los creyentes les digo: Alégrense porque hoy nos ha nacido el salvador, hoy se ha encarnado el amor y vive entre nosotros como un verbo, en la palabra.


A los no creyentes les digo, alégrense, porque el amor existe, Sócrates y Platón nos lo afirman.


Es verdad que el amor está en el aire, mas también mora en las palabras. Y, pese a que las palabras se las lleva el viento, no olvidemos que es en la acción que el amor se encarna y es eso que queda para la posteridad.


Muy feliz Navidad para todos.


Joyeux Noël.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Situación Actual...


Muchas cosas han pasado. Muchos cambios, más buenos que malos y en diversos grados de estrés y felicidad. Sigo pensando en el lugar que ocupo en este país, en mi máster y entre mis nuevos amigos. Pocas cosas son ciertas, pero las pocas que son, son buenas, o al menos eso pienso.
Jamás hubiese pensado que mi vida diese un giro de 360 grados. Estoy feliz y a la vez triste, tengo paz mas muchas ansias.

He tenido algunos momentos de despersonalización, y no sé si se deba a mis ataques de pánico o al hecho de que me encuentro rodeado y cubierto de un idioma que no es el mío. Ayer y hoy por ejemplo, he vivido grandes momentos de susceptibilidad que me llevan a cuestionarme y a reformular mis pensamientos.

Estoy justo entre las cosas que TENGO que hacer y aquello que QUIERO hacer, en pocas palabras oscilo entre mi neurosis. A veces soy un pequeño histérico y otras un neurótico obsesivo.

Y a pesar de todo esto, intento mantener el control descontrolándome, me evado, me cubro, me escapo y me evidencio a cada instante. Soy como una señal de humo humana, pero creo que en ésta modernidad, mis señales no son comprendidas, por nadie, al menos aquí.

Mas, ¿porqué busco ésta comprensión?,¿acaso no me basto?

No estoy muy seguro del camino de las cosas, de mi propio camino y el de los demás. Y me inquieto, me perturbo y abstraigo.

Me distraigo, eso está más que claro. Prefiero mirar hacia el frente, donde la vista es magníficamente hermosa, en lugar de mirar al sur, donde se supone debo de mirar. ¡Qué ingenuo!

¿Serán los días grises que me tienen así?¿Serás acaso TTU?

Estoy seguro que si, Paulina me lo dice, estúpidamente me lo dice, y estúpido yo por escucharla, pero, ¿de verdad es eso?¿no será mi deseo insatisfecho, característica de la histeria, della mia histeria?

Y ahora quiero llorar. Llorar como un niño, llorar por mi S1 perdido, no restaurado pero que a veces me habla y me hace sonreír tanto, y me hace tan feliz, S1 lo debe de saber, ca se voit non?

Quizás necesite de la libertad. Quizás necesite salir corriendo, hasta perder mi aliento y tener flato.

No me quiero engañar, ni engañar, eso es muy triste.

Quizás valga más la pena vivir un fin de semana intenso que un mes de pequeñas pero satisfactorias felicidades.

No sé si quedarme con mi final de película, que hasta ahora, ha sido uno de los momentos más felices de mi vida, uno de los más perfectos y de los más humanos, que aún me hace vibrar.

Aún recuerdo ese momento inmensamente triste pero lleno de gozo que viví. Mi final de película.

Creo que ya fui feliz. Creo que llegué a ese momento de felicidad que todo ser humano busca a lo largo de su vida.

Yo lo encontré. Lo deje en una estación del Metro, alejándose lentamente de mí.

Me pregunto si regresaré a esa estación. Estación Felicidad, ¿quizás?