domingo, 16 de junio de 2013

Lo que es, lo que fue, lo que será...


 
Es interesante como las cosas cambian con el tiempo. Muchas veces con giros inesperados y bastante agradables. Otras más bien tristes y desilusionantes y otras, bueno, esas otras que pasan al olvido.

Por ejemplo, hace 10 años, mi vida era otra, pero más o menos se iba dibujando una linea que hasta ahora sigue escribiéndose. Sobre estas mismas fechas estaría terminando mi semestre de intercambio en España. Después iniciaría el loco camino de estudiar idiomas, una camino lleno de cajas de sorpresas, siempre muy agradables y divertidas.
Era de derecha, o más bien mis ideas políticas (si es que las tengo) estabana en pañales. Tenía mil amigos y salía con un grupo de amigos.
Era mucho más delgado, más inocente y más inmaduro. Menos tolerante y menos reflexivo.
 
Nada es como lo es ahora. Y mucha gente se ha ido de mi vida para nunca regresar, y le agradezco al cielo que así sea, porque me siento mejor, más feliz y más libre.
Mi corazón está partido en muchos pedacitos y regados por el mundo, y cuando me acerco a una de estas personas especiales, es como si fuese un barco llegando a la costa, o como si fuese un hombre perdido en la obscuridad de la noche y que de repente una antorcha le alumbra su cara, su corazón y el camino a seguir.
 
En medio de todo esto, esta la lucha de dejar ir cosas como quien deja ir un globo para perderse en el infinito azul del cielo. Eso no lo entiendo aún muy bien, pero sé que esas historias tendrán un final súbito, no sé si bueno malo. Pienso, está padre saber el final de la historia. saber poir ejemplo que X jamás le volveré a ver, pero que sé que será muy feliz y hará cosas muy padres. Es un buen feñiz, yo decido que sea así el final.
 
Pero a pesar de estas certitudes imaginadas, hay varias cosas que no cobran su forma definitiva aún. Eso me angustia, pero bueno, sin salsita las papitas no saben ricas!
 
Pienso también, que ahora mis papás se revelan como un pilar firme de mi vida, sino , el pilar firme de mi vida en sí.
 
Me cuesta trabajo vislumbrarme en el futuro, por ejemplo en los próximos 10 años. Sólo sé que mi metabolismo será más lento, que seré un poco más viejo y quizás más listo. Pero de eso, nadie puede estar seguro.
 
Este post, es un post de despedida, del fin de una serie de posts que al fin llegan a una meta. Y creo que termina aquí.
 
Para la gente que me lee, les digo, seguiré escrbiendo, pero con otros colores y con otro enfoque, es necesario pasar a otras cosas.
 
Quiero pensar que los tiempos serán tan buenos como lo son ahora y si no, que podré sacar todo lo bueno de los momentos de adversidad
 
Y como cierre les dejo esta canción. Una canción de dolor, de adiós, pero un adiós metafórico, un final de un episodio que marca también la cura para el inicio de un nuevo inicio, un buen inicio, el buen inicio, eso espero y así lo quiero.
 
 
 

sábado, 11 de mayo de 2013

El Tren




Hoy, mientras regresaba del mercado, tuve que esperar unos minutos a que el tren pasara para poder llegar a casa. Al menos 15 hombres, todos o casi todo con mochila en la espalda y aspecto sucio y cansado miraban el tren pasar con atención; uno de ellos se acerco a las vías, no supe la intensión de su gesto, pero supuse que quería subir al tren. La tarea era difícil, el tren se desplazaba con cierta velocidad, y después de ver varios vagones pasar, permaneció estoico, ahí, observando el tren. 

-Hacia donde va ese tren?- me dijo un hombre a mi costado. Le respondí que iba al sur o al este. Él me respondió que lo tomaría, aún no, pero que uno de estos días lo haría. Creí entender la razón por la cual se subiría al tren y le dije -si quiere ir al norte, tendrá que tomarlo en la otra dirección, para allá- le dije, señalando en la otra dirección -no- me dijo, quiero ir para allá.

Seguimos contemplando el tren y de pronto me dice: -Sabe, todos estamos conectados, todos los seres humanos estamos conectados, qué curioso no?- le sonreí y asentí.

El tren pasó y me despedí del señor.

No sabría decir si aquel hombre cerca de las vías tomaría esta misma tarde un tren rumbo al sur, si el hombre a mi costado haría la misma acción en los días o semanas a venir. Pero sé, como bien lo dijo aquel hombre, que todos los seres humanos estamos conectados. Qué curioso no?

sábado, 4 de mayo de 2013

La Disección del Síntoma



Eran las 9 de la noche, tenía planes para salir. Pese a que la salsa nunca ha sido mi tipo de música preferida, he de confesar que me divierte bailarla… de vez en cuando.
No estaba muy motivado, un sentimiento extraño, muy difícil de descifrar, me impedía llevar el ritmo de mi andar a la velocidad y maneras que siempre ejecuto. Aún así, decidí tomar una ducha. Tuve que esperar un poco antes de que el agua se calentara, y en ese intermedio, descargué una canción. Últimamente Chromatics ponen el ambiente en mi cabecita.

Lady, es una buena canción, aunque la verdad me gustan más cuando la tocaron en el desfile de Chanel primavera-verano Pret-a-porter de esta año, esas canciones se mezclaban muy bien con el ambiente. Tan fresa, tan frío, tan burgués, tan plástico y tan surrealista.

Entré a la ducha y fue como entrar al confesionario. ¿Qué me está pasando?, ¿porqué me siento triste, es tristeza? – el agua estaba muy caliente, la templé- ¿será que es un mal presentimiento? – no hay gel de ducha, le robaré de nuevo a mi roomie- me pregunto si seré bipolar, o ciclotímico; que mis amigos psicoanalistas no sepan de este pensamiento, no es para nada Lacaniano.

Salgo de la ducha y pienso que no hay porque sentirse mal. Vivo en una ciudad genial, tengo buenos amigos, mi trabajo me gusta y quizás el próximo semestre daré clases más interesantes. Eso me anima. Me seco el pelo y entro en mi habitación. Cambio de planes, no saldré esta noche, según me lo dicen los mensajes en Whatsapp. Bah, de todos modos no quería salir. Tenía más ganas de ver una peli y seguir jugando Zelda. Pensamiento positivo… irrumpido por un dolor en el corazón. ¿Otro ataque de pánico?, ¡¿ahora qué?!
Estoy harto de no leer bien los mensajes que mi cuerpo y psique intentan comunicarme. Quizás si tuviese a alguien que me hiciera las buenas preguntas, sin tomar en cuenta que tan duro pueda ser el cuestionamiento.

Necesito responder preguntas, más preguntas, las preguntas incómodas, las que diseccionen mejor mi síntoma.

sábado, 26 de enero de 2013

In Between Days



Estar en casa y a la vez no estarlo. Acentos raros, a veces molestos, a veces raros. El México lento, el del cliché, el México Rico, el de los burgueses mezquinos. Todo este tiempo ha sido raro, y he pasado por momentos de soledad distintos a los que viví en Francia. Me faltan mis silencios, mi cuerpo empieza a resentirlo. 

Todavía hace un par de días, estaba muy preocupado, porque no tenía trabajo ni donde vivir, sigo sin casa, y eso me estresa también. Afortunadamente ya tengo un trabajo que me dará para comer, pero he de ser realista, no es exactamente lo que quisiera, pero lo haré de todas formas, porque sé que cosas buenas me puede traer, pero eso si, debo ejercer la clínica. Tengo que buscar un lugar donde pueda trabajar como psicólogo, aunque sea gratis, la cosa es ver casos y seguir leyendo, mon désir ne doit pas mourir!


Y a pesar de todo, he pensando en la gran posibilidad de quedarme en México. Las razones son varias. Por un lado es mi país, nadie me estará dando lata por tener un papel que diga que estoy de manera legal caminando por las calles de Querétaro. Me encanta la comida mexican y aunque ame la francesa, los chiles de diveros colores y sabores, las tortillas recién hechecitas, el precio, y los miles de colores de México y su clima tan agradable rivalizan con cualquier Macaron bien hecho u una framoisiere.


Lo que no me gusta, es lo que siempre digo que no me gusta, y pues eso no lo puedo cambiar, así que vivo con ello, sino, sería como desear cambiar ese humor tan negativo de los franceses. Y ante esas dos situaciones, no queda más que sonreír y echarles la bendición!


A estas alturas de mi vida aún no me queda claro que es lo que quiero hacer, bueno, así como no saber nada, no. pero dudo, o me pregunto constantemente si la cosa va por allí.


En un poco más de una semana, las cosas estarán más claras... o más obscuras, ya veré, ya veré!





sábado, 29 de septiembre de 2012

Adeus



Esta vez, mientras escribo, mi corazón está roto roto. No he dormido bien desde hace un par de días, y hoy ni siquiera terminé de comer mi plato de comida vietnamita que tanto me gusta. Estoy inesperadamente triste, y lo digo así porque nunca pensé que estaría así después del reencuentro que tuve hace dos días.

Resulta que uno de mis amigos más cercanos y queridos vino de paso por aquí. Después de un año sin vernos y a pocos días de mi regreso a México, era el regalo perfecto que la vida podría darme en este preciso momento. No fue un regalo, ni fue un momento alegre, sino triste, muy triste, frustrante y decepcionante.

Llegué a medio día a Nantes después de una hora y media de viaje en tren y autobus. Cuando llegué M aún no estaba despierto así que me di un paseo por allí y fui a visitar a otro amigo mexicano que vive en la ciudad. Aproximadamente a la una de la tarde M, sus amigos y yo nos reencontrábamos a un lado de la Fnac después de un año sin vernos. Fue muy lindo, nos dimos un gran abrazo y nos fuimos a buscar algo de comer. Debí haberme imaginado desde el momento de ese abrazo que mi día no sería bueno, y vaya que no lo fue.

Podría describir cada una de las cosas que hicimos juntos ese día, pero eso sólo los aburriría. Por eso, me enfocaré puntualmente en qué fue lo que pasó ese día.

Básicamente me sentí fuera de lugar, sentí realmente que no tenía que estar allí. En varias ocasiones me sentí ofendido (incluso humillado) por alguien a quien consideraba hasta ese momento mi amigo. Fue como una agonía lenta y físicamente dolorosa, porque además de este malestar emocional, tenía un dolor horrible a nivel del cuello. Tenía unas ganas horribles de salir corriendo y tomar mi tren regreso a casa. Me pregunto si mi cuerpo somatizó este gran malestar emocional, porque al filo de unas cuantas horas estaba en un grito de dolor.

Mi cara y mi cuerpo en esas varias horas de decepción pueden ser descritas de esta manera:

-Yo con una cara inexpresiva, mi cuerpo encorvado como si fuese un árbol viejo y una maleta de tristeza y decepción arrastrando de mi pie izquierdo.

Por la noche regresé a casa, destrozado y cansado, tratando de entender la razón a todo esto. Después empecé a hacer asociaciones y a caer en cuenta en muchas cosas sobre M y mucha más gente. Jamás he pensado que soy una blanca paloma, mas nunca me he sentido o considerado como alguien malo que merece ser mal tratado e ignorado. Me di cuenta que no es la primera vez que esto me pasa y me propuse a hacer más atención a este tipo de cosas.

Ese abrazo raro que recibí ese día después del medio día en esa plaza, fue el reflejo de todo lo que pasaría esa tarde y de todo lo ya había pasado mucho antes. Un abrazo ligeramente fuerte y breve, como si molestara recibirlo.

Por la noche, antes de dormir, leí un poco. Y traté de pensar positivamente para así mandarle mucha luz y un gran perdón. Dios sabe lo mucho que me duele esto y de mi gran deseo actual de no verle jamás en toda mi vida, cosa que será relativamente fácil ya que ambos nos encontraremos en diferentes países lejos el uno del otro.

Sólo me queda sanarme y preparar bien mi corazón, mis ojos y todos mis sentidos. 

Dedico este post a los amigos muertos en vida y a todos aquellos que gracias a su amor sincero y gratuito me hacen llegar más lejos, vencer obstáculos y alcanzar cumbres.

DUC IN ALTUM, y Námaste.

jueves, 30 de agosto de 2012

Piccolo come un Espresso ma Grande come una Pizza Napoletana


Muchas cosas se han dicho sobre Italia, miles de clichés presentes en el "inconsciente colectivo" mundial son prueba de ello. Muchas son ciertas otras no, y otras son sorpresivamente ciertas, tanto así que sobrepasan al cliché. Pero bueno, Italia, es Italia como México es Italia!, o al menos eso es lo que pienso.

Era mi tercera vez en este país. Está de sobra decir que Italia es uno de mis países favoritos, y esto se debe a diversas razones: 

Me fascina su comida, su manera de ser tan latina, más latina que la de los españoles, su arte impregnado en todas partes, su antigüedad, su historia. Muchos eventos importantes históricos sucedieron aquí. Los Medicis, el renacimiento, la pizza (lo siento, la amo, y más ahora después de haber visitado Napoli) esa Roma y su extinto imperio, la influencia que tuvo en toda Europa, la cuna de las lenguas romances. Gracias a los italianos, existe el francés, el español, el portugués, el catalán y otras lenguas minoritarias como los dialectos italianos. La iglesia católica tiene su cede en este país también, pero ahora quisiera hablar de otras cosas.

Vine a Italia una vez más en búsqueda de paz y ganas de vida pero sobre todo con el deseo de saciar mi apetito feroz por  la comida Italiana. He de confesar que el libro de "Eat, Pray, Love" tiene mucho que ver con esto, pero también una personita muy especial que amablemente me recibió durante varios días en su casa.

El primer día en Roma fue recordar la primera vez que vine. Fue vivir de nuevo mis 22 años. El calor me cansaba pero también me cargaba, justo como si estuviera en Mexicali bajo un sol de 47 C. Caminar por Roma es caminar por el tiempo, viajar por la vida y brincar de un olor a otro. ¿Les he dicho que no tengo olfato? bueno, los que lo sabían se sorprenderán al saber que mientras estuve en Italia, mi olfato regreso y dejó de estar en huelga para permitirme sentir el olor de la Albahaca, de la Mozzarella di Buffala, de la pasta caliente y al dente, así como las diversas salsas de tomate frito. Fue un placer y un orgasmo nasal.

En más de una ocasión me dieron ganas de llorar, estaba tan feliz, era como regresar a casa. Y en verdad lo fue.

Una vez en Napoli, una familia me recibiría con sus brazos abiertos. Gracias a Melania pude experimentar lo que es la vida familiar Italiana, la cual para mi sorpresa era como en México. Yo podía ver el amor entre ellos, sonreían y aplacaban sus tristezas con un Caffè espresso. La dinámica que pasa entre ellos era continua, fuerte y hermosa. Me gustaría tener una familia tan extensa como la de Melania.

Pese al hecho de que no hablo también como quisiese el Italiano, en ningún momento de mi estancia me sentí fuera del intercambio comunicacional. Los amigos de Melania, todos napolitanos, me hablaban con ese acento y a veces dialecto Napoletano y teníamos conversaciones interesantísimas sobre la vida en Messico y en Francia. Salimos de fiesta y nos reíamos, sobre todo yo, de la pobre Pasqualina (pronunciese Pachcualina, ese es el acento Napoletano) que cada 5 minutos le gritaba:

-Andiamo dansare Pascualina, dai, dai, cosi, cosi!

La pobre. Pero confieso que ella se divertío mucho, y qué decir de los demás. Conocería después a un especimen de Italiano, Napoletano también, increíblemente divertido y aterrador. Era, EL CLICHÉ ITALIANO por excelencia. Divertido, a mi punto de vista ojo alegre, amante de la fiesta, la buena comida y los viajes. Mientras comíamos me mostraba sus miles de fotos de su Iphone donde se le veía tomando la playa en bañador, viajando en crucero por el caribe, con su novia que era 8 años más joven que él e increíblemente guapisima y a la cual próximamente desposaría. Su vestimenta era el típico atuendo Italiano: de clores blancos o beige, un saco ligero y un pantalón de lana y los imprescindibles mocasines cafés.

Después de dos horas de hacer halago de sus bienes materiales y no materiales, llegó la hora de decirle adiós, sólo que tuvimos que esperar más de lo previsto para irnos, ya que había dejado su coche lujísimo estacionado en doble fila y una grúa se lo había llevado al corralón. Si esto no es algo típico, no sé qué pueda ser entonces!

Me sorprendía mucho las pequeñas costumbres y malos hábitos de los Italianos,me recordaban muchísimo a México: la imprudencia de cruzarse de andén atravesando las vías del tren, el viene-viene que se pone a la salida del antro para "cuidar" tu carro y su respectiva cooperación por hacerlo. El puesto de dogos a la salida del antro. El taco que se daban LOS italianos, al entrar al antro y la música que escuchaban. El caos, el desorden, el murmullo de las miles de voces que se hablan a gritos en el metro, los trenes, la calle y los callejones. Pero a pesar de esto, y sobre todas las cosas que no son tan positivas, había algo que me hacía sentirme enormemente feliz de estar allí: Las ganas de vivir.

En Italia recordé lo que era sonreír gratuitamente, la importancia de decir Buenos días cuando lo deseas de verdad, el placer de comer, la felicidad de ser italiano (mexicano en mi caso) a pesar del montón de malas cosas que puedan suceder en ese momento, reir y carcajearme por una tontería, mover las manos sin que la gente piense que te está dando una convulsión, recordé lo hermoso que es la generosidad y la solidaridad, y de lo lindo que es decir Ciao! a alguien que te cae bien. Dios mío, esas manos, esos gestos italianos, ese acento, lo melodioso de su  idioma; me pregunto si ellos se dan cuenta de lo increíblemente hermoso que es el Italiano.

Esta estancia en Italia fue como tomarme un buen espresso. Breve, pero muy cargado de emociones, con la suficiente fuerza para darme ánimos de seguir adelante y ver las cosas buenas de la vida. Piccola ma grande o lo que es lo mismo: Chiquito pero picoso.



jueves, 2 de agosto de 2012

Re-Inicio (Summertime Sadness)





(La canción de arribita va con el post :) )


Hace un par de días estaba regresando de un lindo viaje por Italia (del cual hablaré en próximas publicaciones). Antes de irme recibí una llamada, era una agencia de empleos a la cual envié mi CV. No me lo podía creer, me proponían un trabajo de 21 horas en región parisina. De momento me emocioné mucho, pero después comencé a estresar. Como es costumbre en mí, nunca puedo estar tranquilo sin tener una preocupación, sin duda es esa pulsión de muerte la cual es muy presente en mí.


Hace un par de días hice algo de lo cual no creo arrepentirme: cambiar mi regreso a México.


Sinceramente no hay nada que me haga regresar excepto por algunas personas que amo, como mis papás o algunos amigos... bueno, también los tacos de carne asada y los churros locos.


Y sin embargo, ayer, 1 de agosto, el día de mi regreso estuve triste, no me di cuenta por que. Realmente no estaba consciente de eso, pero después de todo me di cuenta que si que quiero regresar y estar en Mexicali con esa gente que es genial. A veces las cosas no pueden ser exactamente como uno las ve entre pensamientos y sueños. 


Y estúpidamente extraño el calor, el olor a gasolina en las calles, la gente quejándose del calor, las malas combinaciones de ropa como llevar Jeans con sandalias o Shorts a cuadros y camisetas Hollister del mall. Extraño la estúpida idea de que si no bebes Tecate fría no eres de Mexicali, cosas del tipo, que son tontas pero que hacen de la gente de Mexicali la gente de Mexicali.


Ayer, para matar la melancolía me hice unos deliciosos tacos de carne asada con su respectivo guacamole y un poco de salsa casera. Pensé que con un poco de México, o más bien Mexicali me sentiría mejor. Pero no, sigo triste y desmotivado. Igual y tiene que ver con el hecho de que desde que regrese no hago nada de interesante. Mal, eso debe cambiar para que mis horizontes mejoren. Cuestión de ver qué cosas nuevas se me ocurrirán... 


La noticia de que me quedaba aún tuvo muchas buenas reacciones, sobre todo una, que me sigue taladrando la cabeza, que me hace muy feliz, pero que me pone en encrucijada. Nada que el tiempo no pueda resolver. Pero en el Inter pienso mucho, y eso eso lo que paulatinamente debo dejar de hacer para ser más feliz y menos delirante o melancólico.


A ver...