domingo, 9 de enero de 2011

Vuoto




Hoy me pasó lo que algunos niños autistas viven. En francés se llama “Brouigalle Sensoriel”. Una manera sencilla de explicarlo sería como una sobrecarga en los sentidos, lo cual logra un efecto de aturdimiento, algo así como tratar de escuchar a todas las personas de un centro comercial a la vez, con sus sonidos y la música alrededor, todo esto lleno de una explosión de imágenes en constante movimiento.

Por un lado, es muy curioso e interesante, pero a la vez muy perturbante. Hoy fue un día así, porque deseaba estudiar, bueno, más bien tenía que estudiar, y no lo hice, incluso ahora mientras redacto esto no lo hago, también fue un buen día porque mucha gente vino a casa, y comimos una deliciosa “Gallette de Rois” la cuál es una versión un poco distinta de la tradicional rosca de reyes mexicana. Les pongo una fotico para que la imaginen:



Después tenía varias invitaciones a salir. No sabía si hacerlo, ¡tenía que estudiar! (y cenar). Pues bien, salgo de casa y nunca llego a donde quería ir. Eso me pasa muy seguido. ¿Porqué? ,¿porqué?.

La cosa es que estaba contento (¿lo estaba?), porque estaba con gente chila. Sin embargo, estaba bien ausente, lejos, lejos. Allá dónde mis pensamientos más blancos e incoloros viven, y me de repente una palabra llegó a mi mente:

-Vuoto!

Que en italiano significa: vacio. Palabra interesante y creo que a la vez era la palabra del día. Si este día fuera un programa de Piwie Herman, los monitos y esas cosas raras que salían ahí, ya estarían afónicos de tanto gritarla, al grado de hacerles trasplantes de cuerdas vocales.

Si, así es, ¡sonno vuoto!

Y sin embargo, estar solito me anima más (ahora).

Esto me inquieta, justo hoy, mi habilidad para hacer empatía, simplemente no funcionó. Vuoto!

Y sé que seguiré así un buen rato, pero como en las tormentas, llegará la calma (lo sé).

Me prometo a mí mismo, descifrar la letra de Magali y ser feliz redactando. Al fin y al cabo, estar feliz es un estado y no una etapa, o momento dado.

El semestre termina el 13 para mí. El 14 es un nuevo inicio, y también el final de una historia (al menos de una parte)

¿Habrá un lugar en el mundo donde guardar mi soledad?

A veces pienso que soy como esos juguetes antiguos de hojalata, que necesitan de una llave para hacerlos funcionar. Quizás mi corazón sea así, quizás le haga falta esa llave mágica o quizás soy como el Hombre de Hojalata, con las ganas de sentir, pero vacio por dentro.Vuoto.

Después del 13, me decido a buscar el camino amarillo y de una vez por todas marchar a la Ciudad Esmeralda y pedirle un milagro al Mago de Oz.

Quizás.

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