lunes, 17 de enero de 2011

¿Y ahora qué?



Antes de venir a Francia, muchas cosas pasaban por mi cabeza, muchas dudas, miedo en cierta manera, y mucha tristeza también. Dejé México abrazándome a mi mamá y llorando mucho.

Ese abrazo, lo tengo presente en mi mente, en mi corazón y llega a mí como una imagen de extrema ternura y con mucha carga emocional. Quien no pueda entender la fuerza de un abrazo, aún no ha vivido la vida en absoluto. Eso me pone a pensar en todas las personas destetadas bruscamente, que he conocido a lo largo de mi vida, pero ese tema es para otro post.

Una vez colocado aquí, y que las cosas cobraron la forma que debían de cobrar, y después de tres meses he logrado varias cosas.

Descubrir que “Love will tear us apart” en cualquiera de sus versiones (Joy Division, José González, Broken Social Scene, Nouvelle Vague) encaja a la perfección, como canción terapeutica para tratar mi issues con la ya terminada relación de mejor VINUR. Y que esto me enseña que hay relaciones que hacen mucho daño y destrozan, y aunque pueda existir amor, Love, Love will tear us apart!

Convertirme en un buen nerd, y por fin, entender a los franceses, dejar la lástima a un lado, y colocarme en la posición del observador me ha resultado más educadora. Me he desvelado estudiando y me he puesto el traje del buen estudiante. Aún me falta dar el ancho, pero lo lograré.

Más que nunca, extraño nada México. De vez en cuando me gustaría estar en Mexicali, pero con las teles apagadas y lejos de la estúpida realidad mediática mexicana.
No obstante, y a pesar de no sentirme como extranjero, mmm, bueno, nunca me he sentido como extranjero aquí, la gente me ayuda a que esto no pase casi nunca, jeje; aún no logro encontrar la estabilidad emocional que quisiera.

Por un lado, estoy rodeado de compañeros Erasmus o franceses que a pesar de ser amables, no logro entrar en sintonía, no, más bien, es como tratar de sintonizar un radio. Tienes la señal, pero luego se va, regresa y se vuelve a ir, es la constante lo que busco. Con esto quiero decir que me la paso genial con ellos, pero ellos, tienen sus propias vidas de 21 a 23 años que yo ya viví. Y a veces cuando se trata de hablar de cosas de 30, bueno, pues ellos aún no llegan. Y con esto no quiero decir que no los quiera. A los que llamo amigos, realmente lo digo de verdad.

Y este pensamiento me lleva a un tema muy delicado. Les platiqué de V…???, no pongo su nombre porque está feo quemar la gente, jeje, anyway, V es una persona bastante molesta, es buena onda, pero diría mi mamá, ENCATARRA!!!

El problema con V es que no se da cuenta que puede ser muy inoportuna e imprudente y que a veces, hace cosas para ganar la simpatía de los otros, pero no lo logra. Lamentablemente la gente le da la vuelta o la evita. Yo en un principio me decía:

-Pobre V, ¿qué no se da cuenta que molesta a los demás? Podría intentar ser más natural y no tratar de encajar o de caer bien.

Y que creen mis queridos lectores, justo ahí, en esa última frase ¡Proyección! Freud hubiera marcado mi frase con su marcador fosfo para las proyecciones.
Creo que yo soy un poco como V. Busco desesperadamente caer bien, agradar a las personas, buscar su simpatía, hacerle saber que pueden contar conmigo, que siempre estaré allí.

Catarsis.

Esto no sale de la nada, todo viene de lejos. No todo el tiempo fui así. La secundaría fue el escenario para que esto se diese. Siempre rechazado, activamente, busqué la estrategia más adecuada para hacer amigos, un encadenamiento de conductas y reforzadores positivos fueron suficientes para instaurar en mí esta conducta, la cual me funcionaba como un paliativo para curar mi Introversión natural.

Quizás lo mejor para mí, para salir de esta enajenante cadena, es permitirme ser quien realmente soy. No sentado en una esquina, ni tirado en el piso con la mano extendida lamentablemente pidiendo limosna afectiva. sino dejando que las cosas fluyan. Lo que tenga que llegar, llegará y lo que no, nunca hubiera valido la pena.

Quisiera mejor, pensar que no todo el mundo es para mí, como yo no soy para todo el mundo.

Trataré de quitarle los techos a mi casa, y ponerle un cerrojo moderado a la puerta.

Que la tentación de rogar no llegué a mí, ruego por eso.
De ahora en adelante, como propósito de año nuevo, me prometo no invitarme, no pedir favores, no llevarme a donde la gente no me ha invitado, delimitar mis relaciones y dejar que la corriente me lleve como un barco de papel sobre un arroyo. Espero resistir la tentación, si lo logró, buenas cosas pueden suceder.


On verra!

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