sábado, 26 de enero de 2013

In Between Days



Estar en casa y a la vez no estarlo. Acentos raros, a veces molestos, a veces raros. El México lento, el del cliché, el México Rico, el de los burgueses mezquinos. Todo este tiempo ha sido raro, y he pasado por momentos de soledad distintos a los que viví en Francia. Me faltan mis silencios, mi cuerpo empieza a resentirlo. 

Todavía hace un par de días, estaba muy preocupado, porque no tenía trabajo ni donde vivir, sigo sin casa, y eso me estresa también. Afortunadamente ya tengo un trabajo que me dará para comer, pero he de ser realista, no es exactamente lo que quisiera, pero lo haré de todas formas, porque sé que cosas buenas me puede traer, pero eso si, debo ejercer la clínica. Tengo que buscar un lugar donde pueda trabajar como psicólogo, aunque sea gratis, la cosa es ver casos y seguir leyendo, mon désir ne doit pas mourir!


Y a pesar de todo, he pensando en la gran posibilidad de quedarme en México. Las razones son varias. Por un lado es mi país, nadie me estará dando lata por tener un papel que diga que estoy de manera legal caminando por las calles de Querétaro. Me encanta la comida mexican y aunque ame la francesa, los chiles de diveros colores y sabores, las tortillas recién hechecitas, el precio, y los miles de colores de México y su clima tan agradable rivalizan con cualquier Macaron bien hecho u una framoisiere.


Lo que no me gusta, es lo que siempre digo que no me gusta, y pues eso no lo puedo cambiar, así que vivo con ello, sino, sería como desear cambiar ese humor tan negativo de los franceses. Y ante esas dos situaciones, no queda más que sonreír y echarles la bendición!


A estas alturas de mi vida aún no me queda claro que es lo que quiero hacer, bueno, así como no saber nada, no. pero dudo, o me pregunto constantemente si la cosa va por allí.


En un poco más de una semana, las cosas estarán más claras... o más obscuras, ya veré, ya veré!





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